viernes, 7 de enero de 2011

Serían las ocho y media de la tarde, un día como otro cualquiera bueno, miento, no era como otro cualquiera, no lo era porque estaba con él. El cielo era precioso, sobre todo desde donde estábamos sentados.. Se podía ver la perfecta silueta de las montañas, que escondían el sol. El cielo era de varios colores, azul oscuro muy intenso con nubes rojizas era lo que se veía cuando mirabas hacia arriba y conforme bajabas la vista podías contemplar un firmamento verde, era la mezcla de los rayos de sol y el azul del cielo. Pero no era eso lo más bonito del paisaje, lo era la tranquilidad que se sentía, el calor de sus abrazos, lo era también la dulzura de sus palabras.
En unos momentos todo estaba oscuro, el cielo estaba cubierto de estrellas relucientes, decidí tumbarme sobre la hierba para contemplarlas mejor, la verdad es que eran majestuosas. Él me protegía y la luna servía de refugio para los dos.
Todo era paz, silencio, lo único que yo escuchaba eran sus susurros, te quiero decían..
Mucha gente habría querido parar el tiempo en ese momento pero yo deseaba seguir viviendo mi vida intensamente para seguir a su lado y ver como el sol se levantaba y se escondía cada día junto a él..


Por cierto, lo del premio lo haré en la próxima entrada, que hoy no tengo tiempo..

3 comentarios:

  1. Mientras lo estaba leyendo me lo estaba imaginando y pocos textos consiguen eso.
    :)

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  2. Me encantó esta entrada!! Te estoy siguiendo, saludos

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  3. mucha gracias por seguirnos :) has escrito tu el texto?porque es geniaal! muaak

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