martes, 18 de enero de 2011

Amigos, siempre para siempre? - Relato corto.

Eran las siete y medía de la mañana de un jueves, llegaba tarde al colegio. Cogí lo primero que encontré en el armario: Mis vaqueros favoritos, grisáceos con manchas negras, la camiseta que me regaló él, mi mejor amigo, por el momento es mi camiseta preferida, me queda anchita pero no demasiado, y huele a él, por despiste me puse un calcetín de cada tipo y me calcé mis deportivas.
Lo siguiente que hice fue coger un zumo, la mochila y salir pitando. Mientras esperaba ansiosa el autobús pensé en que debería acortar mis charlas de la noche y dormir un poco más, pero ¡me resulta tan difícil despedirme cuando estoy hablando y riendo con él!
Llegó el autobús, saqué de mi mochila el ipod y el bonobús, salude al conductor con una sonrisa y me senté en uno de los pocos asientos libres, me puse los cascos y apoyé mi cabeza sobre la fría ventanilla. Tuve mucha suerte, la mayoría de semáforos estaban en verde. Al llegar a mi destino me di cuenta de que la puerta no se había cerrado todavía, es decir, que no llegaba tarde.
Subí las escaleras más rápido de lo normal, y me dirigí a clase, aún quedaban algunos compañeros en el pasillo, saludé y entré al aula. Allí cada uno estaba a su bola, algunos hablaban, otros reían, la mayoría estaban sentados con la cabeza sobre la mesa, como si durmieran, y mis amigas estaban al fondo de la clase, al lado del radiador, hablando. Al verlas una gran sonrisa iluminó mi cara. 
Tras tres largas horas escuchando a diversos profesores explicar las diferentes materias llegó la hora del patio. Estaba nerviosa, porque a segunda hora había recibido un mensaje en mi móvil que decía que me tenían que contar algo, era de él. 
Cuando llegué al patio lo encontré enseguida, apoyado en la pared, con la mirada fija en el suelo, parecía preocupado.. Hacía poco tiempo que salía con una chica, a decir verdad a mi no me resulta demasiado simpática pero, es obvio que el no lo sabe, tampoco se lo quiero decir porque me parece que hacen una bonita pareja y él esta feliz, al fin y al cabo eso es lo importante.
Mientras me dirigía hacia él rondaban por mi cabeza miles de ideas y posibilidades, estaba muy intrigada para saber que me tenía que decir.
Buenas, saludé yo, pero no obtuve respuesta verbal, solo una mirada de tristeza, yo estaba muy desconcertada, no sabía que decir. Al cabo de los segundos, que se me hicieron eternos, por cierto, comenzó a decir: “Creo que tenemos que dejar de ser amigos”. Me quedé helada, el continuó hablando: “Ella cree que pasamos demasiado tiempo juntos, que es un poco extraño que siendo yo su novia pasé la mayor parte de mi tiempo hablando contigo y con ella esté de vez en cuando...” Pausa. Mi cuerpo experimentaba diferentes sensaciones, normales por separado, extrañas todas juntas. Retomó la explicación: “La verdad es que yo también creo que es un poco raro, y no me gustaría perderla.” Me miró esperando una contestación. Estaba atónita, no sabía si podría hablar y mantenerme firme. Le pregunté si podríamos seguir hablando, he aquí su respuesta: “Hemos pensado que podemos darnos un tiempo, un parón en nuestra amistad y, más adelante, podemos retomarla..” Contesté en seguida: “¿Hablas en serio?” No me podía creer lo que estaba oyendo. Al escuchar sus palabras me hirvió la sangre. Estaba renunciando a nuestra amistad por esa chica, no sabía si reír o llorar. Él me dijo muy serio que sí. Yo no tenía más que decir, no quería perder nuestra amistad, pero no me quedaba otro remedió, ya sí que no podía hablar, quería correr lejos, muy lejos, olvidarme de todo y estar sola, muy sola. Me limite a irme. Sin despedirme me giré y caminé hasta los baños, puede que parezca una egocéntrica y que hice eso para hacerle sentir mal, pero todo lo contrario, si además de decirme todo eso haciendo como si no le importara lo más mínimo la idea de olvidarme, tenía que verme llorar empeoraría mucho las cosas.
Mientras andaba, más bien a paso rápido, notaba como una fría y amarga lágrima recorría mi mejilla derecha, desembocando en la boca. Sentía mis mejillas ardiendo. Todo me daba vueltas. No sabía bien que hacer, ni como sentirme.
  Llegué a los baños, me senté en uno de ellos, cerré la puerta y me derrumbé. Lloré y lloré, ajena a absolutamente todo. Me ahogaba en lágrimas, me dolía todo el cuerpo, mi corazón latía rápidamente. No sé explicar muy bien como me sentía.. Necesitaba un abrazo, pero a la vez quería estar sola. 
La vibración de mi móvil fue lo único que consiguió que saliera de mi ofuscación. Era él. ¿Que quería? ¿Quizá hacer las paces? ¿Pedirme perdón? No pude evitar soltar una carcajada y contestar.
-¿Diga?
  • Emm, hola.. Siento molestarte pero..
  • Dime! -  En esos momentos es cuando esperaba que me dijera algo como que no quería dejar nuestra amistad para siempre, yo no esperaba que me cambiara por su novia, pero al menos que no me olvidara para siempre..
  • Necesito mi camiseta - Dijo tímidamente.
  • En ese momento si que me quedé muy, pero muy, pillada. Me oponía a devolvérsela, ¿una de mis pertenencias más preciadas? No. - No la tengo, me... la dejé en el pueblo la última vez que fui, ya no sé ni donde estará- mentí.
  • Ah, vale.
Ahí se acabo nuestra conversación. Me daba la sensación de que sería la última pero, al menos, siempre conservaría su recuerdo conmigo..

4 comentarios:

  1. Tia,, es muy fuerte lo que te ha pasado enserio :S Entiendo como estas, lo entiendo pefectamente,,,, pero pff nose como los amigos, los mejores amigos a veces pueden hacrte tantissimo dañO :S Espero que te mejores guapa :D

    Besos (L)

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  2. Vaya tela...en fin, estas cosas son las que te van haciendo fuerte poco a poco. Por suerte, no todo el mundo es así ;)


    Allanita

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  3. Pero que dos chicas más bonicas!
    Muchas gracias por los ánimos, pero en realidad es un relato ficticio, basado en una pesadilla que tuve (en la que por cierto lloré hahah)

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  4. no creo que los amigos sean para siempre...
    Genial el texto.
    xxx

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