viernes, 10 de diciembre de 2010

3OO palabras que intentan expresarse por mi

Y fue entonces, cuando me rendí. Cuando solo quería gritar, chillar, a berrido limpio con todo. Olvidarme de lo que estuviera ocurriendo a mi alrededor, de la gente, del sonido, de cualquier cosa, de los problemas, las alegrías... Lo único que deseaba en ese momento era descargar mi ira, mi odio, llorar, saltar, dejar la mente en blanco, sin pensar en absolutamente nada ni nadie. Pero, claro, desde fuera parece sencillo, pero, no lo es. No es fácil dejar de pensar en todas tus preocupaciones, en él, en tu vida, tu familia, esa puta zorra, el puto vecino de arriba al que no para de caersele la canica al suelo que retumba en tu mente,.. Lo parece, pero no lo es.
Solo te queda otra opción que tumbarte, subir el volumen, cerrar los ojos e intentar olvidar, dejar a un lado la realidad, aunque cueste no te queda otra.
Y ya estoy sola, en mi mundo, invadida de pensamientos sin sentido, uno tras otro, imágenes y sonidos revoloteando por mi mente.. Pero algo me hace salir de ese estado de shock que tan perfecto parecía.
Después de todo eso te das cuenta de que hay gente que te tiende su mano, te abraza con fuerza y te dice que nunca te dejará marchar, que pase lo que pase estará ahí, que te escucha, pero de verdad, que aguanta todas tus lágrimas y que te transmite su alegría, su sonrisa, te hace reír, mirar hacia el infinito y olvidar todo lo malo, pero de verdad, no como antes. Esas personas que lo han pasado peor que tú pero que ahí siguen, apoyándote, sin pensar en si mismas, aconsejándote, queriéndote. Y te das cuenta de lo importantes que son para ti y te sientes afortunada de que estén en tu vida. Grac

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